jueves, 1 de diciembre de 2011

Muerte a la Nación

Esto va de “países”. Uno de los conceptos más oscuros y confusos de la modernidad es el de “Nación”. Su misma polisemia agrava notablemente el problema cuando en el léxico político –fijaos si no en la última legislatura- lo tenemos hasta en la sopa. Oímos hablar de “España, esa gran nación”, de “defender en el parlamento los derechos de la nación vasca”, “nacionalismos periféricos”, “nacionalismo español”. Lo escuchamos referido a un territorio, a la administración del Estado, al conjunto de los ciudadanos, a los límites territoriales, a la lengua, e incluso a la gastronomía. Un término estimado por las fuerzas políticas más dispares, por lo que habrá que prestarle alguna atención. No digo por parte de mi blog, que no lo lee ni el pupas. Utilizo una expresión impersonal para remarcar la mentepollez y catetidad de nuestros coetáneos de modo que al menos nos quedemos con la acostumbrada conclusión “algo hay, pero qué mas da?”. Algo así como lo de Nietzsche, que dijo “Dios ha muerto”, y a la gente le importó un bledo. No es un tema interesante. Lo mismo que yo proclame desde este cuchitril la muerte de la nación como sujeto político soberano. Uno de los tópicos anarco-tradicionales (o neofeudales, u otra denominación más enervante, las anteriores no me acaban de convencer por lo que comentaré más p´adelante).

La muerte de la nación como sujeto político soberano. Al menos la frase es sonora. Como la palabra Nación. Al principio hemos hecho referencia a su polisemia. Este fenómeno polisémico tiene, a mi juicio, tres posibles explicaciones: a) Que quienes la pronuncien no tengan claro su significado; b) Que no signifique algo, y por eso puede significar todo, como “cosa”, “rollo” o “asunto”; c) Que tenga significados tan ramificados, que se olvide su ideogénesis.

Sería moverse en el ámbito de la psicosociología saber qué se quiere decir cuando se dice “nación” por parte de aquellos que utilizan la palabra. Es mejor reseñar lo que “puede” querer decir. En teoría política la palabra Nación tiene tres sentidos básicos, a saber: 1) Nación étnica: a lo que los romanos llamaban las “gentes”, los “linajes”. Se puede tratar de grupos étnicos o lingüísticos; 2) Nación jurídica: los resortes administrativos que regulan las relaciones de los ciudadanos presentes en un territorio determinado, a través del censo, la magistratura y la fiscalidad; 3) Nación política: Quizás la noción más oscura. El resultado voluntario por parte de un grupo de ciudadanos para dotarse de una administración ( Nación jurídica). Realmente todos los disensos semánticos sobre la expresión brotan del desacuerdo de si la existencia de la nación jurídica es la condición suficiente y necesaria para que se pueda hablar de nación o no. La otra versión diría que la Nación jurídica es un resultado que procede de la Nación étnica a través de la nación política. Los ejemplos que se podrían poner son demasiado obvios. Un ejemplo eeeer… España, por ejemplo.

Esta es la desnuda teoría de la Nación moderna, en sus diversas variantes, pero está montada sobre una falacia. Los que defienden que la mera existencia de la nación jurídica –y el obvio asentimiento de los ciudadanos- es suficiente para hablar de “nación” cometen una petición de principio, porque el asentimiento voluntario de esos ciudadanos –la nación política- viene dado por la costumbre. La ciudadanía política como el ordenamiento jurídico, cuando éste ya existe, viene dado por la biología (justamente el más básico y primigenio uso de Nación). Se es español, holandés o chino por el hecho de nacer en España, Holanda o China, y nada más. La adhesión a esas “naciones” no viene dada por un procedimiento político, sino por algo que nada tiene que ver con la teoría de la constitución nacional: procedimientos culturales como la enculturación, educación y socialización. La cultura en el sentido exclusivo del todo complejo de Tylor (puede buscarse en la wikipedia, ahorro espacio). La identificación con la propia “nación” es semejante a la del tupinamba con la tribu de los tupinambas, porque el individuo se culturiza a través de mecanismos sociales –inevitables- que lo separa del estado de naturaleza, y produce un sentimiento “identitario”, que no es sino la necesaria adaptación a costumbres muy ordinarias como la necesidad de alimento, buscar mujeres o cazar osos. O ir al fútbol, apedrear autobuses de equipos rivales, cagar por las mañanas o tomar aguardiente con los cafeses (más civilizado, quizás). Lo que quiero decir es que la ciudadanía política es un elemento objetivo, uno más de las distintas objetivaciones sociales con la que uno vive. Las viejas naciones europeas no surgieron de pronto por un plebiscito social, en donde un único pensamiento –queremos autodonarnos un Estado- produjese un resultado. Una vez aparecido el Estado moderno, no puede hablarse sin más de aceptación por parte de la ciudadanía. De nuevo es hacer psicologismo.

¿Y las naciones étnicas? Podemos decir lo mismo. Su autorreferencialidad de “naciones sin estado” procede también de una teórica voluntad popular de constituirse en “naciones con estado”. Aquí el tema es mucho más llamativo, ya que esos grupos étnicos existen mucho antes del surgimiento del Estado moderno. Su carácter étnico coexiste sin más en comunidades políticas -o no- más amplias sin que tal etnicidad tenga alguna relevancia para la comunidad política. Ojo, ninguna relevancia en cuanto a las demandas de regulación. Así, sus peculiaridades étnicas no tienen consecuencias políticas hasta que aparecen los Estados nacionales, a cuyo modelo quieren asimilarse. No es tan distinto del modelo anterior que pone en un acto desiderativo de la "voluntad colectiva" el origen de la nación, aún cuando ésta carezca de organismo administrativo alguno. Y como las lenguas, los gazpachos, las sardanas y muiñeiras carecen de órgano para expresar su voluntad, la definición de Nación en este caso, puede asimilarse a la anterior: una voluntad colectiva, etc etc. Además, puede observarse que la "decisión soberana" de definirse como nación se origina en contextos socioculturales muy específicos, donde un grupo -religioso, étnico, político- focaliza el descontento común hacia la conformación de un proyecto "soberano". En este caso se observa más claramente como es el nacionalismo el que crea la Nación, y no a la inversa.

En lo referente a la etnicidad debe hacerse una salvedad. Se trata de un hecho real, social y cultural. Pero un hecho más, integrado en los diversos parámetros de una cultura determinada, derivado de muchas variables, y sujeto a la evolución, de la misma manera que los otros focos de la cultura lo están a variables económicas, medioambientales, o adaptativas.

Por eso, podemos hablar de “comunidad política” sin referirla a “Estado”. Esa asimilación sólo tiene sentido desde el paradigma del “Estado nacional”, cuya aparición determinará la diferencia –tan habitual, que pesadez- entre “sociedad civil” y “Estado”. Es una terminología moderna, derivada de la misma naturaleza de los estados nacionales. Cuando en la antigüedad se habla de comunidad política, se integra la ética, la cultura (en el sentido mencionado), y la sociedad. Porque eso es la comunidad política: un conjunto de esferas culturales estructuralmente acopladas, sin un eje definido, que están en continua interacción y cambio, con principios propios de autodesarrollo en cada una de las esferas, lo cual permite la aparición de sinergias políticas. La demostración sólo exige la descripción de los modos de intercambio social que se dan hasta los siglos XVIII y XIX.

Los estados nacionales tienen que ver, por una parte, aunque a algunos les pueda resultar sorprendente- con una exigencia embrionaria del desarrollo económico capitalista, y por otro con el nuevo concepto de “cultura” que aparece en la filosofía idealista alemana del siglo XIX. Pero eso lo dejo para otro día.

17 comentarios:

  1. Le tengo que felicitar; cada vez me resultan más asequibles sus entradas.

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  2. Intellego!
    Ahora bien: "donde un grupo -religioso, étnico, político- focaliza el descontento común hacia la conformación de un proyecto "soberano". En este caso se observa más claramente como es el nacionalismo el que crea la Nación, y no a la inversa".
    La verdad que nunca pude figurarme cómo alguien podía plantearse que primero haya sido el huevo y no la gallina, éso si que no lo entiendo.
    Dummy, ex argentum.

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  3. Hay que precisar. La idea de "Nación" es una idea ilustrada, que se define por "el acuerdo voluntario del conjunto de ciudadanos, en donde residiría la soberanía para dotarse de unas leyes, administración, etc..". Se trata de una convención por lo tanto. Este concepto hay que enmarcarlo dentro del primer liberalismo político, como una materialización de su concepción de la sociedad como "agregado de individuos". La noción es tremendamente oscura, pues no existe todavía el caso de los ciudadanos de una comunidad política que existiendo como tal pronuncien de un día para otro "tenemos voluntad de constituirnos como nación". Más bien, en las comunidades políticas existentes donde la identidad se produce en base a elementos socioculturales, por parte de los representantes electos, se decide hacer una constitución y "autoconstituirse" en "Nación". Pero su existencia como comunidad política es anterior, como trato de explicar en la entrada.
    Por otra parte, en los nacionalismos de tipo secesonista o unionista, sin embargo, hay un momento en que no se da en modo alguno conciencia de "Nación", de modo que es una referencia a motivos líricos, ideológicos o vindicativos por parte de grupos de individuos, partidos o militares los que promueven la "adhesión" a la "conciencia nacional". Por eso el nacionalismo en este caso, antecede a la Nación, porque si ésta se constituye por esa "voluntad colectiva", antes de que se promueva la necesidad de dotarse de una Nación jurídica, deberán promover esos "sentimientos nacionales". Como bien dice B. Anderson en ese sentido las Naciones son "comunidades imaginadas", que se imaginan antes de que existan realmente. Cuando se promueven dichas identidades y los procesos políticos permiten surgir una Nación jurídica nueva, entonces es cuando se podría -que tampoco- dar ese "acuerdo colectivo de los ciudadanos", necesario -según la teoría moderna del Estado nacional- para hablar de Nación como tal. Por ello, en este segundo caso, el nacionalismo antecede a la Nación.

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  4. Estimado:

    En más de una oportunidad hemos tenido nuestras diferencias, y todas por una cuestión en común.
    Vivo en el barrio denominado “Bajo Flores” de la ciudad de Buenos Aires, podría ser fan (hincha) del deportivo “Bajo Flores”, después de todo, mi pequeña comarca merece universalizarse (como las polis griegas), sin embargo, soy hincha de Boca, un fenómeno no barrial, sino nacional (algo que a los griegos les retorcía el estómago). Hubo un niño –medio bárbaro –el hijo del sueño, al decir del novelista- que pensó que pueblos enfrascados en luchas intestinas, podrían trabajar y pensar juntos en algo que los hiciera salir del charco, un helenismo, luz del mundo de aquel entonces.

    El divino Julio pensó que Roma podría ser algo más que una ciudad que esquilmara los recursos y sangre de Egipto, el Asia menor, y otras tierras. ¿No sería más digno enfrentar a los bárbaros en medio de la selva negra con unos legionarios que estuviesen dispuestos a difuminar la luz de la filosofía griega y el derecho romano, antes que pedirles luchar por una república oligárquica senatorial, y así comenzar a construir Occidente?

    Reducir el fenómeno nacional al capitalismo moderno, es algo injusto.

    Buscar definiciones, sentidos jurídicos, étnicos y otros icos, pueden hacerte cabalgar jornadas enteras, pero aún así se te va a escapar algo, quizás lo fundamental: algunas gentes aman aquello que heredan de sus antepasados, valoran los sacrificios hechos para constituir ese patrimonio, y sienten que no solo deben protegerlo, atesorarlo, sino preservarlo, y luego, llevarlo a las estrellas.

    Te leo, y veo a un español confesando la inexistencia de su nación, a Don Quijote muriendo en la cama ante la risa de los mercaderes.

    Los judíos pasaron muchos siglos sin Estado (no digo que lo tengan ahora), y sin embargo eran/son una nación (natus). No es necesario ningún acuerdo contractualista moderno para que un pueblo sea una nación.

    Esto sigue.

    Saludos cordiales,

    G. K.

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  5. La idea de Nación política aparece con la revolución francesa, en el sentido expuesto. La idea de Nación como sublimación lírica metafísica, es desconocida antes de Fichte, muy pareja al nacimiento de la noción metafísica de cultura.
    Los pueblos no son "naciones", son "tradiciones", y precisamente en el sentido de la "cultura" como "todo complejo" elaborado por Tylor. La cultura y la Nación como expresiones de un espíritu colectivo inalcanzable e ideal que configura a los individuos como sujetos de ese colectivo. Ese es el término "ad quem" de esa idea nacional, que tiene como término "a quo" la idea ilustrada de Nación que hemos reseñado. Las relaciones socioculturales que estructuraban las comunidades políticas queda subsumida en una idea de Nación en que los individuos se educan para ser productivos en la empresa y destructivos en la guerra. Algo que carece de sentido antes del siglo XIX, precisamente por la presencia de cambios radicales en las condiciones materiales e ideacionales.
    La herencia de los antepasados no es la sublimación de un espíritu colectivo soberano, ni nada semejante, sino la articulación en el tiempo de esferas sociales y culturales que interaccionan entre sí provocando sinergias.
    Con respecto a lo último, me remito a lo que he dicho en la entrada. En la antigüedad, cuando se habla de la nación la referencia es a la "Nación étnica" o a los "grupos lingüísticos", pero es una referencia sin significado politico. El significado se le da en la revolución francesa, y más tarde en la época romántica, pero ese sentido se deriva de las condiciones presentes en aquel momento, como he dicho. Y repito, identificar "Estado- nación" con "comunidad política" implica incurrir en muchas contradicciones al tratar de describir los sistemas políticos empíricos del pasado y del presente si uno se atiene a ese concepto.

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  6. Tu amigo Cicerón decía aquello que era bello morir por la patria (la herencia que nuestros padres nos han dejado, y es bello morir defendiéndola, nosotros, los nacidos con ese patrimonio –los natus-). Patria y Nación.

    En el caso de Roma, yo no diría que no había política en esa idea de “nación”. El divino la pensó como Imperio.

    En el ámbito jurídico, ¿acaso los bárbaros no tenían leyes nacionales?
    En el Occidente medieval, la recaudación de impuestos venía vinculada a la defensa y protección de la Tierra Santa, luego a la defensa de la patria, después a la defensa de la patria natal; el morir por la patria ciceroniano, fue bautizado por la Iglesia, en tanto la patria era un cuerpo místico, en el cual se moría en la Cruzada, en el martirio, por el amor de Dios, y también por el amor a tus hermanos de la patria. Al correr de los años, las gentes modernas fueron cambiando ese concepto místico por el de comunidad de ciudadanos, y de allí a tu percepción de las naciones.

    Prefiero pensarla en términos místicos, “líricos” dirías vos.

    Siempre terminamos hablando de lo mismo.

    Un cordial saludo.

    G. K.

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  7. En la antigüedad, la nación se entendía por la nación étnica o simplemente el lugar de nacimiento. Pero la "comunidad política" era otra cosa, que comportaba sociedad, cultura y ética. La nación moderna nace como pacto voluntarista que después se sublima durante el romanticismo. Tal concepto de Nación es inexistente antes de la revolución francesa. Precisamente los reaccionarios anti-ilustrados gritaban "viva el rey y muera la nación".
    Una idea muy oscura, confusa y mixtificadora, como se puede ver. No es tan lejano a la Sittligkeit hegeliana -es muy próxima- esa noción que estás aplicando a la antigüedad: la objetivación de la subjetividad en las instituciones del estado. De ahí al Volkgeist hay un paso, y a la kulturkampf, ni te digo, la religión del estado.
    Desde una perspectiva anarcofeudal, la comunidad política se define desde términos, relaciones y operaciones. Términos socioculturales, relaciones de parentesco y afinidad, y operaciones biyectivas entre esferas sociales. Lo contrario a la estatalización bajo el mito del "Estado-nación", que a pesar de todo, ha sido una manera eficaz de justificar cierto orden socio-ideológico confuso, que permitía hablar de todo, sin hablar de nadie al hablar de "nación".

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  8. Sin embargo, el concepto de nación tal y como lo has tratado, hunde sus raíces en la Ilustración y, aunque como revolución burguesa anticipa el capitalismo, es el idealismo y romanticismo alemán, quizá, el que le da un nuevo impulso. Pero aún así, cohabitan dos conceptos de nación bien distintos, que podríamos diferenciar por sus antecedentes: el germánico y el franco-americano. Y siguiendo el batiburrillo de mi intervención, no sólo es el embrión del capitalismo, sino también el punto de arranque del socialismo.

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  9. ¿Y si tratamos a España como nación? (es que no viajo mucho). Yo me remontaría a los Decretos de Nueva Planta establecidos por Felipe V en 1716, que suponen la culminación de la unidad de los diversos reinos peninsulares pensada (poco, pero pensada) desde la Reconquista. O sino, buscamos algo más cercano, como la unidad canónica de España, que se convierte en nación política una vez deshecho el Imperio con la caída del Antiguo Régimen, a partir de 1808. Porque podría asegurar que antes de esta fecha no existe, en rigor, problemática sobre España como nación.
    Pero, y sigo con el batiburrillo, ¿y nación de naciones?, que es España (nación étnica, nación política), o dice ser en la Consti.
    Claro que, Diablillo, habrá una segunda parte.

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  10. Por ahí ya vamos afinando más. Yo distinguiría dos cosas:
    1) Con respecto a lo primero que comentas, el razonamiento que puede hacerse del concepto de "Nación" es circular. Sería algo así : "Una nación es la voluntad colectiva de ser una nación; España se considera una Nación, ergo es una Nación". Eso tiene mucha trastienda y mucho que cribar. Este sería el concepto más liberal del Estado-Nación. Por eso se pone el inicio de España como Nación en 1808, donde el "órgano de la soberanía", las cortes "representativas" votan una constitución en que se dice que España es una nación a la que pertenecen los españoles de ambos hemisferios. Decir que eso es el fruto de una "voluntad colectiva" me parece excesivo. !ojo! "voluntad colectiva" tal como se entiende en los parámetros del pensamiento ilustrado es completamente sincrónica y actualista, una especie de "Queremos ser nación!" deseado por todos los ciudadanos, y no una voluntad derivada de una historia, tradiciones, etc. Por otra parte, los "súbditos" de la corona antes y después de la constitución de 1808 son los mismos, del mismo modo que los territorios. Ahí no hay una "construcción nacional" sino un cambio de repertorio léxico político.

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  11. 2)Entiendo lo que dices sobre tratar a España como Nación. Desde los parámetros de la teoría política moderna, el sujeto de la soberanía es la "nación". Negarle tal calificativo sería negarle su cualidad como "comunidad política". Pero ¡Ojo! igualmente, España como "comunidad política" preexiste a 1808. Desde entonces trata de "construirse" según los parámetros del pensamiento ilustrado, lo cual producirá cinco guerras en el siglo XIX y una en el XX. Las cinco del XIX, son la guerra de los agraviados (los realistas frente a los liberales) y las cuatro carlistas. Precisamente, el grito de los "reaccionarios" era: viva el rey, muerte a la nación.
    Con respecto a los decretos de nueva planta, no lo veo claro. Antes de 1808 había muchas realidades territoriales, jurídicas, personales, sociales, con regulamientos jurídicos dispares pero "estructuralmente acoplados" mediante "uniones sinalógicas", acoplamientos no meramente convencionales sino estructurados de manera armónica. El rey entonces era garantía de arbitraje de unas realidades sobre otras (si pasamos de la teorización a la praxis, sin duda había muchas deficiencias, pero creo que la idea en tiempos resultó muy eficiente). Acabar con esa situación tuvo consecuencias gravosas que se manifestarán después: como el aumento de la presión fiscal por parte de la corona (que antes no podía hacerse pues el rey no podía alterar las leyes fiscales de cada uno de los reinos, sino al contrario hacerlas cumplir) a veces por motivos muy espúreos, como hacerse palacetes al estilo Luis XIV por nostalgia de Versallles, y para mantener una corte cada vez más costosa. Eso produciría un muy serio empobrecimiento del campesinado y tres consecuencias bastante graves: a) La primera oleada de emigrantes, en el XIX; b) El desarrollo de la proletarización en torno a ciertos núcleos urbanos, que supondría una quiebra de la estructura social; c) De ahí el apoyo del campesinado a las causas primero realista y después carlista y la desconfianza con respecto a la aristocracia, la burguesía y la clase política.
    3) El problema es semejante al económico. Según los teóricos de la historia de la economía, el comercio es equivalente al mercado. Así pues, todo tipo de comercio habido históricamente o es mercado o un antecedente del mercado. Esto lleva que tratar de describir sistemas económicos empíricos desde la idea de mercado (competitividad, ley oferta-demanda, etc) a muchas constradicciones, al menos desde el plano descriptivo. No da cuenta de muchos fenómenos económicos, anteriores al siglo XIX. Lo mismo sucede con la "comunidad política". Si el paradigma es el de "Nación", todo lo que haya habido antes de la conceptuación de ese término se caracteriza como "naciones en proceso de construcción" o bien se lanzan al reino de lo inesencial. Y vuelvo con mi cantinela: la noción de Nación es mucho más confusa de lo que parece. Esa confusión se puede ver en las decenas de significados que se le da. Se llega a percibir como una noción "natural" y no "idealmente construida". La próxima vez diré algo de eso: se trata de una idea desconocida antes del siglo XIX. Convertir en "natural" lo que es "ideológico" suele ser el mejor medio de "invisibilizar" los resortes en el que algo se asienta. A no ser claro está que uno vaya haciendo variar el lenguaje según la conveniencia del momento, y se re-conceptúe el término "Nación" con otros contenidos. Eso está muy bien, pero el diccionario es el diccionario.

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  12. Los asirios, los toltecas, los griegos, han sido pueblos con una identidad cultural, un destino percibido de diversas formas. ¿Acaso los griegos –desde los espartanos a los atenienses- no percibían algo en común para enfrentarse a los persas? Y digamos que había política en esa acción. Los hombres tienen conciencia de una pertenencia, más allá de cambios formales y/o accidentales.

    En la “Decadencia de Occidente”, Spengler afirma que “un pueblo es una unidad de alma…la palabra pueblo no tiene otro contenido. En estono es lo decisivo ni la unidad del idioma ni la de procedencia corporea. La experiencia íntima del nosotros es siempre lo que distingue a un pueblo de una población”

    Por ello, no se puede inventar “tradiciones”, no se puede inventar “España” o “Argentina”, solo se puede inventar una historia “oficial”, hasta el surgimiento de algun revisionismo. Las tradiciones, el nosotros, no se inventa, es real.

    Así ha sido, desde las familias, los clanes y tribus, hasta alcanzar la noción de nación; así lo enseña la Biblia en tanto Abram llega a ser Abraham (Génesis 18: “cabeza de una nación grande y fuertes y benditas en él todas las naciones de la tierra”).

    G. K.

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  13. "Todas las naciones de la tierra". En la antigüedad "las naciones", equivale a "los pueblos", o "las gentes", es lo que denominaba nación étnica. En el imperio persa se enumeraban "diversas naciones". El carácter político del término es de hace dos siglos.

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  14. Que lindo rollo que se ha armado!!!
    Lástima la falta de tiempo para masticar todas estas cosas.
    En verdad largo irreflexivamente un par de cosillas:
    1) "nación jurídica"?; así dicho tiene usted razón angelillo caido, el término es confuso, a éso se le llamó Estado.
    2) "voluntad colectiva de ser nación", éso si que es moderno, irredimible; ahora cambio la palabra "voluntad" por "conciencia de pertenecer a una nación", y ahí es más pasable al paladar. Dice Castellani que la sublimación intelectual del instinto animal del apego al terruño es lo que da origen a la virtud del patriotismo, el apego a la tierra llevada al plano de la voluntad; agrego yo que ésto puede tener un objeto mudable (pueblos, polis, naciones), y es lícita la mutación, para no caer en esencialismos esterilizantes.
    3) una vez escuché a un cura modernista decir en la homilía que a Cristo lo habían matado los "nacionalistas", creo que tenía razón, porque para el judío de la época: Nación = Pueblo Elegido = Dominación del pueblo sacerdotal sobre las demás naciones;, ergo Mesías = Libertador temporal que los llevaría a ese anhelado fin. La identificación en la antigüedad de nación étnica y política estaba clara, me parece. Por éso Lo matan, por ser Dios y no "redimir" según su concepto de redención.
    4) me llevo esta frase inmortal: "Los pueblos no son "naciones", son "tradiciones", y precisamente en el sentido de la "cultura" como "todo complejo."
    Creo que hay que empezar a entender que el término Nación es en realidad un viraje conceptual del término Tradición, un viraje astuto utilizado por los modernistas, bah! por los protestantes para quitar poder a la Iglesia.

    In Domino adveniente!
    Dummy, anarco-tradi-nacionalista
    (soy lo suficientemente ignorante como para permitirme este trinomio como posible, no me envidien).

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  15. ¿Por que te empeñas en des-asociar la noción política de la/s naciones antes de la modernidad?
    Una cuestión es el Estado Leviatán, y su burocracia centralizada, sus fines como estado (implementando las políticas relacionadas con esos fines -que no siempre son congruentes con los de la nación). El pueblo judío -otra vez, el nosotros, sin el cual no es posible pensar la nación), se propuso limpiar a los que ocupaban la "tierra prometida". Eso es una acción política a mi humilde entender.

    Saludos

    G. K.

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  16. En el ámbito citado la nación tiene el sentido de la "gens". Ese "nosotros" puede tener dos sentidos. Un "nosotros" como conglomerado de instituciones, relaciones, etc., o un "nosotros" que no se identifica con dichas relaciones, sino que metaempíricamente configura esas relaciones y las produce, "da razón" de las mismas, al tiempo que permite la formación de la "identidad" aquello que moldea a los individuos y los hace idénticos los unos a los otros dentro de una unidad más grande que sería la Nación. Esa identificación produciría esa "conciencia de pertenecer a una Nación", de la que habla Dummy, que es un "nuevo nivel" de conciencia colectiva, que ya no es mera abstracción de relaciones políticas, sino entidad metafísica que produce "artefactos culturales": el "saber de sí" del Espíritu cuando pasa de la conciencia subjetiva a la conciencia objetiva del estado: es la eticidad, la Sittlichkeit. Una idea que permite obviar la realidad de la comunidad política como fluir de relaciones sociales, históricas, familiares y económicas, para convertirlo en un ídolo totémico al modo de una naturaleza naturante puesta en un plano superior que "nos dignifica", "nos eleva", y nos lleva a ser más productivos en las fábricas y más destructivos en los campos de batalla. Todo un mito moderno, que elimina, por cierto, la noción de "política" en su sentido clásico.

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